Manuel&Cía, Casa del libro, caseta nº 38
Inmaculada, de librería Lafer, caseta nº 26
Cuando era pequeña mi padre decía que me iba a poner un puesto de turrón, para que pudiera ir de feria en feria, lo que no sabía entonces era que las ferias que me gustan realmente son las del libro. Hoy pasé por la de Málaga y mañana visitaré la de Madrid.
Esta mañana se ha inagurado la 41ª edición de la feria del libro de Málaga, con mucha ilusión por parte de los libreros, afluencia de público que de momento preguntaba mucho y compra ba poco. Los primeros libros vendidos en Lafer han sido: "Málaga paraíso perdido" de Antonio Soler que irá para Madrid, Cuentos de la Alhambra de W. Irving, y "Si tu me dices ven, lo dejo todo" de Albert Espinosa, comenta que una amiga suya que no hablaba bien español fue a comprar ternera en una carnicería y en vez de un kilo de ternera pidió un kilo de "Ternura".
Las autoridades, como ya tienen su voto en el bolsillo, han pasado de largo y con prisas por las casetas, sin saludar a los libreros ni exponerse a que les pudieran vender un libro. Triste pero cierto.
Guillermo Busutil, comentaba el domingo en su artículo LITERATURA S.A. del periódico La Opinión de Málaga:
Cuando llega la feria del libro con sus tristezas y preocupaciones escribimos, hablamos y reivindicamos lo mismo, sin llegar a acuerdos, sin unir criterios de trabajo entre todos los agentes implicados y al final, con la esperanza hipotecada, los libros salen a la calle y se preguntan por qué la gente se vuelca mucho más con las celebraciones militares, con las tradiciones arraigadas, con lo bueno y lo malo de los clichés del pasado y de la memoria, y en cambio se mira con recelo y distancia la cultura como motor de economía, de progreso social y futuro. Lo curioso es que la respuesta está en muchos de los libros que el viernes saldrán a la calle.