Entonces hablaba con los soldados de plomo, con los amigos imaginarios y con los ausentes. Yo estaba solo rodeado de voces. Era ventrílocuo. Me colaba en el alma y la mente de las personas, los animales y las cosas. Veía lo invisible. Oía el silencio. Me había construido un mundo a la escala de mis sueños.
Al cabo de los años, ese mundo se esfumó. La edad y las mudanzas fueron los verdugos. Sus habitantes se fueron quedando en el camino, igual que ocurre con los seres queridos de carne y hueso. De vez en cuando los recordaba y era como resucitarlos un instante para luego volver a enterrarlos en el olvido, como relámpagos de luz en un mundo apagado.
Así empieza el relato de este domingo el el diario Sur de José Antonio Garriga Vela, se llama EL PESO DEL TIEMPO, y ahí os dejo el enlace para quién quiera leerlo completo:
http://www.diariosur.es/v/20100627/cultura/peso-recuerdos-20100627.html
Al cabo de los años, ese mundo se esfumó. La edad y las mudanzas fueron los verdugos. Sus habitantes se fueron quedando en el camino, igual que ocurre con los seres queridos de carne y hueso. De vez en cuando los recordaba y era como resucitarlos un instante para luego volver a enterrarlos en el olvido, como relámpagos de luz en un mundo apagado.
Así empieza el relato de este domingo el el diario Sur de José Antonio Garriga Vela, se llama EL PESO DEL TIEMPO, y ahí os dejo el enlace para quién quiera leerlo completo:
En cuanto tenga oportunidad y tiempo de sobra me lo leo de principio a fin, bella.
ResponderEliminarMucha luz :D
Me encanta Garriga, Loli, qué descubrimiento el de este hombre, como escritor, como jurado y como persona ;-)
ResponderEliminarLos recuerdos pesan, pero te hacen volar...
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