lunes, 13 de septiembre de 2010
Poste restante
Hola Martín: Aquí estoy en la terraza, sola, frente a la costa. No hay viento, el mar está quieto. Una confesión: la soledad ha dejado de herirme. Mejor aún: me permite revisar, casi diría descifrar, mi pasado sin gracia. En un platillo de la balanza coloco mis odios; en el otro, mis amores. Y he llegado a la conclusión de que las cicatrices enseñan; las caricias, también.
Poste restante, Mario Benedetti
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Me gusta mucho Benedetti, y la portada de tu ejemplar de Buzón de tiempo es "mu chula".
ResponderEliminarGracias por tu comentario, la respuesta a la pregunta que me haces, es una de las puertas a la Alhambra de Granada.
ResponderEliminarsaludos
Con Benedetti es imposible sentirse sola.
ResponderEliminarUn abrazo
Benedetti, claro como el agua, me llega y que bien has elegido la piedra, Loli, parece una sodalita, azul veteado de blanco.
ResponderEliminarLa sodalita une la lógica con la intuición. Infunde un deseo de verdad y un impulso idealista, posibilitando que seas fiel a ti mismo y defiendas tus creencias.
Por supuesto que las cicatrices enseñan. Nos muestran una lección que dificilmente se olvida nunca, aunque la cicatriz ya no sea visible.
ResponderEliminarBesotes
Miguel
Gracias Inma, Paco, Nalda es verdad con Benedetti es imposible sentirse sola, y con vosotros también.
ResponderEliminarEly me encanta tus conocimientos sobre las piedras su significado, sus nombres no dejes de contarme lo que sabes, de compartirlo con esa sensibilidad tan especial tan tuya.... muchos besos
Miguel, las cicatrices y las caricias, no lo olvides...
Abrazos apretujaos a los que pasáis por aquí