En el club de lectura de la Biblioteca Provincian hemos comentado este libro. Ha sido una sesión muy interesante, dónde cada uno ha aportado una visión y unos datos muy enriquecedores a la lectura.
El Señor de las Moscas es un libro que trata sobre la condición del ser humano de una manera muy pesimista. Escrita en 1954 por el premio Nobel, William Golding (1911-1993).
La historia se desarrolla durante la II Guerra Mundial. Un avión se estrella en una isla perdida. Este avión transportaba un grupo de niños británicos de edades comprendidas entre los seis y los doce años, y tras el accidente, ningún adulto sobrevive, por lo que los niños deben buscarse la vida por sus propios medios, a la espera de un rescate por parte de los mayores.
Cuando se empieza a leer, parece una historia normal de unos niños perdidos, que juegan, exploran, se bañan, comen frutos silvestres y no tienen demasiados problemas. Ralph, uno de los mayores, intenta aplicar unas normas de convivencia social. Convoca a todos con el sonido de una caracola, que es el Tótem, y es nombrado jefe. Al principio todo va medio bien, casi todos colaboran en mantener el fuego encendido y construir refugios. Luego los peques empiezan a tener pesadillas y el miedo se va transmitiendo como una onda expansiva a todos. Los mayores salen a cazar y a explorar el terreno para asegurarse de que no existen tales mosntruos.
Pero a medida que se sigue leyendo, la inquietud y el desasosiego se van apoderando del lector, el autor consigue transmitir muy bien hasta qué punto puede llegar la crueldad del ser humano, el miedo, el autoritarismo, la amistad y también la traición. La razón está en boca de un Pigg, un niño miope, asmático y gordito del que todos se burlan.
El Señor de las Moscas es un brillante relato que incluye entre sus temas indispensables la necesidad de adaptarse ante circunstancias adversas, la violencia, el miedo en todas sus formas: a lo desconocido, a la incertidumbre, a los demás, y a la soledad.
Lo más atractivo de El Señor de las Moscas es su profunda y minuciosa reflexión social, donde las buenas intenciones y las tensiones entre los niños, al principio suaves y llevaderas, se convierten en una lucha violenta y desgarradora entre dos bandos no muy bien diferenciados, con consecuencias increíblemente arrolladoras. La condición metafórica del libro deja en evidencia la idiosincrasia del ser humano de una forma dura, cruel y tajante.
El título no es aleatorio. Según ha investigado nuestro compañero Juande, Belcebú, era usado por los hebreos como una forma de burla hacia los adoradores de Baal debido a que en sus templos, la carne de los sacrificios se dejaba pudrir, por lo que estos lugares estaban infestado de moscas, llamado El señor de las moscas.
No es facil de leer, pero merece la pena y más si se puede comentar con más lectores, ahí copio unos párrafos que me gustaron mucho.
Caminaron juntos, como dos universos distintos de experiencia y sentimientos, incapaces de comunicarse entre sí.
Advirtió que al fin se explicaba por qué era tan desalentadora aquella vida, en la que cada camino resultaba una improvisación y había que gastar la mayor parte del tiempo en vigilar cada paso que uno daba.
El mundo, aquel mundo comprensible y racional, se escapaba sin sentir. Antes se podía distinguir una cosa de otra, pero ahora... y, además, el barco se había ido.
Caminaron juntos, como dos universos distintos de experiencia y sentimientos, incapaces de comunicarse entre sí.
Advirtió que al fin se explicaba por qué era tan desalentadora aquella vida, en la que cada camino resultaba una improvisación y había que gastar la mayor parte del tiempo en vigilar cada paso que uno daba.
El mundo, aquel mundo comprensible y racional, se escapaba sin sentir. Antes se podía distinguir una cosa de otra, pero ahora... y, además, el barco se había ido.
La vida es una improvisación constante y difícil.Los momentos felices, comprensibles, racionales son instantes que se te escapan sin que te des cuenta.
ResponderEliminarMe gustaría leer el libro, ojalá lo consiga.
Besos, amiga
Lo leí en 1983, con treinta alos, y me gustó mucho. No se me olvida pues refleja muy bien a los hombres, sus miserías y grandezas, que se descubren más cuando se presentan en los niños.
ResponderEliminarGracias Loli, por hacerme rejuvenecer.
Como sabes lo he leído, y es una historia dura, más porque los personajes son niños y lo hace todo más inquietante.
ResponderEliminarBesotes.
Hola Loli:
ResponderEliminarNo lo he leído, pero por lo que veo merece mucho la pena hacerlo. Así que lo añadiré a la lista de los libros que tengo ahí en espera.
Besotes.
Grandioso libro Loli, una de las mejores lecturas de este año. El debate que mantuvimos fue excepcional.
ResponderEliminarBesos.
Hola Loli, a mí me lo recomendó Rafa, de Paréntesis, cuando éramos alumnas de sus talleres. Lo empecé y debo confesar que no llegué ni a la mitad. Siempre digo que los libros tienen su momento para leerlo. Aquel no era el momento. Hoy, leyendo tu entrada, entiendo que el momento está a punto de suceder o que tal vez ya esté sucediendo. Me voy hacia la estantería. Volveré.
ResponderEliminarIsa
Besos
No lo he leído, Loli, pero creo que me animare con él... un poco más adelante. Ya te cuento...
ResponderEliminarBesos,