viernes, 18 de junio de 2010

Saramago, adiós con el corazón...


Qué puedo decir que no se haya dicho ya en todos los medios de comunicación.
Premio Nobel, escritor y ser humano ante todo. Que lo echamos de menos, que nos dejó un gran legado, unos libros de esos que te dejan marca, huella, que ya no ves el mundo igual después de leerlos. Me impresionó "Ensayo sobre la ceguera", me llegó "La caverna", tengo pendientes todos los demás, el de "Todos los nombres" está ahí en la estantería esperando que se me pase un poco el estrés lector.
Os dejo unos párrafos de su libro "La caverna":

Autoritarias, paralizantes, circulares, a veces elípticas, las frases de efecto, también jocosamente llamadas pepitas de oro, son una plaga maligna de las peores que pueden asolar el mundo. Decimos a los confusos, Conócete a tí mismo, como si conocerse a uno mismo no fuese la quinta y más dificultosa operación de las aritméticas humanas, decimos a los abúlicos, Querer es poder, como si las realidades atroces del mundo no se divirtiesen invirtiendo todos los días la posición relativa de los verbos, decimos a los indecisos, Empezar por el principio, como si ese principio fuese la punta siempre visible de un hilo mal enrollado del que basta tirar y seguir tirando para llegar a la otra punta, la del final, y como si, entre la primera y la segunda, hubíesemos tenido en las manos un hilo liso, continuo del que no ha sido preciso deshacer nudos ni desenredar marañas, cosa imposible en la vida de los ovillos y, si otra frase de efecto es permitida, en los ovillos de la vida.

"Se dice que el paisaje es un estado del alma, que el paisaje de fuera lo vemos con los ojos de dentro..."

4 comentarios:

  1. Maestro de maestros. Siempre la muerte de un escritor es un golpazo al arte, pero no deja muchísimos regalos su existencia.


    Miles de besos, Loli.

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  2. Yo también aprendí con Saramago. Me conocí mejor. Con él supe que yo, también yo, cualquier hombre es un depredador agazapado. Así leí Ensayo sobre la ceguera: deslumbrada y avergonzada.

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  3. ¿Qué decir que no se haya dicho ya? Poca cosa. Yo por mi parte decir que una secuencia de "la caverna" me hizo llorar (con lágrimas de verdad), cosa que sólo había conseguido anteriormente en otro pasaje Milan Kundera. Y no soy llorona, así que ya tiene mérito, ya...

    Se ha muerto siendo ya inmortal. Eso también tiene mérito.

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