sábado, 31 de julio de 2010

La caracola



Cuando era pequeña, mi abuelo tenía una caracola muy grande y me decía que si me la acercaba a la oreja y cerraba los ojos podría escuchar el mar. Yo la apretaba fuerte contra mi oreja, afinaba el oído, cerraba fuerte los ojos y aguantaba la respiración. Y al momento escuchaba las olas y el viento de un océano perdido.
Luego mi hermano me empujaba y me la arracaba de las manos, para escucharla él. Pero pronto se enfadaba porque decía que era mentira, entonces la tiraba lejos.
Cuando mi abuelo murió la caracola se perdió, y ya no volví a a escuchar el mar, en ninguna otra caracola.

4 comentarios:

  1. Me gusta mucho la envidia del hermano, la falta de imaginación, la dura realidad y la bondad del abuelo. Muy bonito, muy vivido. ¿Y no te salen los microrrelatos?. Este es muy bueno.

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  2. Pero la magia está en ti, siempre ha estado ahí bien adentro. Es cosa de que la vuelvas a encontrar, bella.

    ¡Mucha luz!

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  3. Mi abuelo también tiene una caracola.
    Espero que no se pierda nunca.

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  4. es la magia de quien realmente quiere y puede escucharla...

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